Y la vida no sale como la planeamos, hay tantos reveses que nunca vimos venir. Aún así continuamos paso a paso, esperando encontrar, construir algo mejor. Pues a lo largo del camino nos encontramos
con decepciones y heridas que nos marcan y además nos incapacitan por algún tiempo.
Tiempo donde necesitamos descansar, llorar, soltar eso que una vez quisimos o anhelamos. Pero ha llegado la hora de dejar atrás. Así que volvemos de nuevo al camino con las fuerzas renovadas, si aún con cicatrices en las alas, pero volamos.
Volamos pues tenemos alas, para explorar esos lugares si un día desconocidos, pero que esperan nuestra llegada. Para conquistarlos, hacerlos nuestros mientras los llenamos de historias y aventuras. Pues qué es la vida si no momentos vividos, recuerdos que en un instante respiramos y gozamos, que se van en un segundo, los guardamos y atesoramos en el corazón.
La vida no es como la planeamos, es aún mejor. Nos enseña aquello que nunca sospechamos necesitaríamos y nos acerca con aquellos a quienes nuestro corazón llama sin conocer, en la distancia. La vida nos lleva de la mano a los caminos que debemos recorrer, los ojos que debemos mirar y los labios que debemos besar. Cumplir esas historias, esa historia aún no escrita, pero que nos espera, que nos guía y nos acompaña.
La vida no es como la planeamos, acostúmbrate a la locura al desorden y la ironía. No trates de encontrar lugar para cada cosa ni nombre para cada situación, mucho menos respuesta en toda la confusión. Simplemente vive, vive amigo, vive. Abraza cada momento. Si son lágrimas, suspiros o sonrisas, vívelo. Llena este libro de tu vida de tantas historias como puedas, todas ellas forman tu vida.
Sandy Mejía
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