Me doy permiso de fallar, permiso para equivocarme y no ser siempre perfecta, Porque… ¿acaso alguien lo es?.
Estoy cansada de intentarlo siempre, correr para llegar a tiempo, tener siempre una sonrisa, ser paciente cuando quiero gritar o permanecer sentada cuando quiero correr, Estar en otro lugar, deseo estar en otro lugar.
Por más que intento, parece que no puedo hacerlo todo y es tan cansado, de hecho, es como si esta carrera sin final consumiera poco a poco a mi alma. Y me pregunto ¿esto algún día terminará? Un día donde pueda verme en el espejo y sonreír, no querer quitar algo, añadir algo por aquí o por allá, ver en ese reflejo la equivocación que sucedió meses o años atrás, pero sigue tan pesada en mis hombros. Por Dios, ¡quiero un respiro!
Por eso es que hoy decido: me doy permiso. De ahora en adelante seré paciente antes que con el resto del mundo, conmigo misma. Seré amable y considerada, así como lo soy con los demás, lo practicaré para conmigo. si me equivoco, buscaré solución estoy segura que la hay, y de no haberla, lo dejaré pasar. El mayor perdón no es hacia fuera sino hacia adentro. Ya no me juzgaré más, tengo una regla muy difícil de alcanzar, por eso me deshago de ella. basta de correr, de querer ser el mejor o el número uno. Hoy decido amarme por quien soy tal y como estoy en este momento, imperfecto. Y justo así, soy perfecto. No necesito nada más, al menos no del exterior, sino de mí. Comienzo a amarme, comienzo a perdonarme y comienzo a ayudarme.
No más críticas para mí, no más juicio despiadado ni reglas imposibles de cumplir. elijo vivir en libertad, disfrutar quién soy y amarme así, porque soy yo, soy lo único que realmente poseo y si no me cuido y valoro yo, ¿porqué habrían de hacerlo los demás?
Si fallo, si tardo en llegar, si no soy el número uno.. ¿qué más da? El mejor premio es la paz, y he aprendido, Solamente la puedo conseguir cuando dejo de compararme con los demás de juzgarme y ponerme en constante castigo. La paz comienza con la gratitud por lo que ya es, por lo que me ha sido dado. Por gracia, por un amor incondicional que no depende de mí. Aprenderé de ese amor y me envolveré en ese amor. Amor celestial, amor sin igual.
Hoy, me doy permiso de ser permiso para disfrutar permiso para vivir. Vivir plenamente.
Sandy Mejía
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Esto forma parte del más reciente episodio en el podcast "LOS COLORES DEL CORAZÓN".
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