Alguien que crea en tu magia
y su amor ayude a que ésta viva
en eterna primavera.
Me atreví a desafiar el destino,
las reglas y planes que otros habían
trazado para mi.
Todo sin siquiera haberse detenido
a preguntarse qué era lo que yo quería
o lo que me hacía feliz.
Con sus mentiras querían protegerme
cuando en realidad era eso el peor daño.
Así que cambié el final a su historia
y fui feliz.
Construí la dicha más inmensa
con mis propias manos, a pinceladas
llenas de color y alegría.
Nos vimos rotos,
nos sabíamos descompuestos
tan lejanos de lo perfecto
pero juntos formábamos el mejor equipo.
Siendo solamente tú,
siendo solamente yo.
Y era desde tu dolor que me hablabas
como si no conocieras otro lenguaje.
Sin darte cuenta que ese dolor en el zapato
era lo más cercano a la felicidad que había conocido.
Fuiste mi hogar,
tus brazos mi lugar y seguridad.
Te costaba entender mi valor
no podías expresarlo en palabras
mas tu ser lo sabía, lo sabías,
y más que nadie más: yo lo sabía.
Porqué habría de dejarte
si a tu lado tenía todo
lo que siempre había querido.
Y encontraste mi tesoro más preciado
te adentraste en las telarañas y oscuridad
del pasado para traerme de vuelta
eso que me había sido arrebatado.
Fue como respirar por vez primera.
Decidiste acompañarme en mi dolor
uno que jamás se iría;
sin embargo, ya no lo llevaba sola,
todo gracias a tu amor.
Me amaste de la manera más completa
y perfecta que conocías
y el más grande regalo en estos años
de existir fuiste tú,
ser amada por ti.
Porque si en el Universo existía una persona
capaz de verme tal cual soy
y así decidir amarme
haciéndolo de la manera más hermosa
eras tú.
Tú, el perfecto gris; yo arco íris de colores.
Y perdí mi norte con tu partida
se apagó la luz
y ni todos los colores podrían
de nuevo hacerme sonreír.
Nuestro amor, sin lugar a dudas
la mayor obra de arte.
Sandy Mejía
*Inspirado en película “Maudie”
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Te invito a escuchar más al respecto de este tema en el podcast "Los colores del corazón" en el episodio SER más que hacer aquí.
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